About Me

Medellin, Colombia
Pensar, imaginar, expresar, plasmar, figurar, opinar…la simpleza hace parte de mi vida, con ella soy capaz de llenar vacíos insólitos, de alegrar momentos amargos, de apreciar lo que significan las letras, de volar en mundos extraños por medio de palabras escuetas…existen miles de rarezas que engrandecen mi existir, con ellas inspiro mi alma, inspiro mi ser…por ellas soy lo que soy, por ellas me apasiono por lo que hago, lo que siento, lo que vivo cada instante en que las letras, la fotografía, la música, las imágenes, los chocolates, los colores, pasan por mi lado para hacerme creer que hay en el mundo experiencias inigualables, prescindibles, especiales…

miércoles, 28 de noviembre de 2007

LA CASA DE LAS MUÑECAS


En un país donde las muñecas más preciadas son las de carne y hueso, la promoción es tenerla frente a sus ojos todos los días, no importa lo que pase, siempre tendrá su mejor sonrisa, su mejor postura, su mejor comentario…

Es triste ver como en Colombia día a día se van creando más esteriotipos de belleza que deben ser seguidos a cabalidad si se desea entrar en un círculo social exclusivo, que le asegura una imagen perfecta ante el mundo, de lo contrario la vida no equivaldría a nada, a un vacío que no puede ser llenado sin la belleza.

Pero, ¿dónde han quedado las miradas a las cosas realmente relevantes? ¿Dónde está la capacidad de los colombianos de abrir su mente a asuntos que son trascendentes y deben ser resueltos con urgencia porque afectan la seguridad social del país? ¿Por qué persisten en mostrar imágenes que poco o nada tienen que ver con la realidad colombiana? Y, peor aún, ¿quiénes son los verdaderos interesados en cambiar la visión del mundo, de educar para pensar?

Desde un punto de vista crítico, no creo posible que la superficialidad aporte su granito de arena, pues lo único que está logrando es incrementar la inteligencia obsoleta, la pereza mental, las ganas de vivir teniendo presentes los ideales de reinas y modelos que viven de su cuerpo, que viven para dar una imagen “perfeccionista” al mundo.

Tal vez es la manera más fácil de captar un público objetivo, pero las consecuencias de un acto tan poco confiable son peores que la propia medicina. Mientras el raiting de los distintos medios de comunicación se eleva pasando programación que no instruye en absoluto, los cerebros de las personas se reducen a un facilismo insospechado al que todos, sin excepción alguna, estamos sometidos.

Aún no hemos encontrado una salida oportuna al boom de los medios de comunicación y de la publicidad, toda la humanidad ha entrado en una fase de transe donde lo único importante es que nos sintamos bien con nuestro cuerpo, mientras que pocas personas se han llegado a preocupar por su espiritualidad, por rescatar los pocos valores que quedan, por sacar su real inteligencia del abismo que los mismos hombres se han encargado de crear.

Muchos se preguntarán porque he llegado a semejante conclusión que, tal vez, es un tanto lógica. Es sencillo, no hace mucho tiempo he empezado a preguntarme cuales son las salidas a tantos problemas sociales que vive el país, pues mientras todos se quejan no se dan cuenta que ellos mismos incurren en errores gigantes que los obligan a someterse a un mundo de fantasías, a un mundo que está creado sólo para la imagen corporal perfecta libre del razonamiento, del pensamiento imperfecto que permita a los hombres y mujeres del país aprender de sus errores, de la inteligencia dotada de autodeterminación.
No pretendo ir en contra de la vanidad, porque soy consciente de que todos queremos lucir bien, sólo no estoy de acuerdo en la forma en que educamos en Colombia, pues mientras algunos intentan dar reflexiones que aporten al crecimiento personal, la mayoría se interesa por seguir paso a paso lo que ven, no sólo en los medios de comunicación y en la publicidad, sino en la misma calle por donde transitan diariamente. En pocas palabras, quieren vivir una vida como verdaderos muñecos de trapo encerrados en una pequeña caja llamada “sociedad”.

La incredulidad es parte de un juego sin sentido donde todos estamos involucrados, donde todos salimos perdiendo. Será difícil dejar de creer en un mundo que nos ha llenado de alegrías, tristezas, rencores, ilusiones, obstinaciones…Será difícil encontrar en el camino de la educación una salida oportuna para que el pensamiento soporte la vida y supere la ignorancia que cega la mirada crítica para cambiar el país.