About Me

Medellin, Colombia
Pensar, imaginar, expresar, plasmar, figurar, opinar…la simpleza hace parte de mi vida, con ella soy capaz de llenar vacíos insólitos, de alegrar momentos amargos, de apreciar lo que significan las letras, de volar en mundos extraños por medio de palabras escuetas…existen miles de rarezas que engrandecen mi existir, con ellas inspiro mi alma, inspiro mi ser…por ellas soy lo que soy, por ellas me apasiono por lo que hago, lo que siento, lo que vivo cada instante en que las letras, la fotografía, la música, las imágenes, los chocolates, los colores, pasan por mi lado para hacerme creer que hay en el mundo experiencias inigualables, prescindibles, especiales…

lunes, 29 de octubre de 2007

RAZÓN DE VIVIR




En la madrugada, mientras observaba atentamente como mi hija se movía en su cuna tratando de conciliar el sueño, tuve la sensación de que la vida pasa desapercibida para la mayoría de nosotros.

Tal vez muchos se cuestionen por un planteamiento que, sin duda alguna, es mencionado diariamente, pero que en miras de hallar una verdad, muestra la realidad tal cual como es: dolorosa, vergonzosa, simpática, romántica, penumbroza, alegre…

Pocas son las personas que se indagan de lo que han hecho en su vida, no todos han llegado a concluir que el éxito para si es inminente y nadie ha sentido que su vida está llena completamente de glorias que le hacen sentirse vivo, feliz, complacido…

Puede que todo esto suene a reflexión personal a la que muchos, seguramente, no estarán interesados, pero viéndolo desde una perspectiva más cercana enmarca la realidad de un juego donde cada uno está expuesto a los más sumisos pensamientos, a las acciones más inesperadas…

Cada quien es una experiencia única e irrepetible, a pesar de que existan deseos reprimidos de ser como otros, de robar una vida que no le pertenece, de besar los pies de quienes frente a otras condiciones llevan una vida poco comparable a la nuestra…

He sido testigo de casos similares y, a pesar de la cercanía que he tenido con ellos, no he podido lograr convencerme de que la vida es tan frágil como un barco de papel en medio de aguas turbias, pues todavía no he logrado descifrar los restos de experiencias que han comprometido mis pensamientos en momentos contundentes…

Y, ¿de todo esto qué es lo que queda? Nada que pueda perfeccionar mi existir. Sólo quedan amargos recuerdos de momentos que hicieron de mí una persona sin un rumbo, sin una decisión firme de continuar libre de presiones sociales absurdas…

Quizá existan personas que al leer esto piensen que tengo resentimientos, pero, como se dice popularmente, al que le caiga el guante que se lo chante. Yo hablo por mi experiencia y, sin duda alguna, puedo revelar lo absurdo que puede ser que todos intenten ser algo que no pueden, algo que nunca complementará su vida…

Además de todo, dirán que soy poco creativa en lo que escribo, pero al comenzar mi rol como mamá la mirada hacia el mundo ha cambiado de matiz inesperadamente. Puedo perfectamente decir que he desentrañado mis más profundos temores para superarlos y encontrar la luz que podrá darme la victoria frente a mi pequeñita…

Al final de la noche decidí acostar a Luciana conmigo para sentirla cerca de mi, para mentalizarme que sin ella no hubiera podido abrir mis ojos para buscar el camino seguro a un futuro incierto al que ella más adelante tendrá que impregnarle con su propio color, su propia pasión los más extraordinarios pensamientos y sentimientos…hasta que pueda comprender que, al igual que su mamá, tendrá que construir su propio YO!


domingo, 28 de octubre de 2007

sábado, 27 de octubre de 2007

Querida hoja de papel

Quisiera aprovechar la punta de este lápiz para dejar por sentado que nunca un trazo de hoja se había convertido en mi aliado y es por eso, que confiando que nunca sentirás repugnancia y desprecio por mi, decidí dejar que aquellas cosas reprimidas que amenazan con tapar mis ojos de la realidad, salieran volando hacia un lugar desconocido y sin regreso…

Debo decir que aquellas noches donde sentía tentación de escribirle a esa enorme galleta en el cielo y que flotaba en medio de la oscuridad pidiendome a gritos que siguiera sus pasos e imaginara sonetos que alegraran la vida, se fueron para nunca regresar, pues la luna, tras mi olvido, se quebró…ahora su ronco acento ha callado y sólo queda un pedazo de si asomado en la oscura noche para recordarme que yo, sin ella, no soy nada…

En aquel entonces los días lucían su mejor traje, con flores de colores que danzaban al compás del viento, hojas que caían en el suelo y, tras terminar el día, hacían cosquillas en el cuerpo de quien, despojado de sus problemas, reposaba sus cuerpo en el suelo para revivir su corazón…

Ahora, teniendo presentes esos momentos, intento olvidar el porqué quiero impedir que el agua moje más mi vida…pero, entonces, cuando intento abrir los ojos me doy cuenta que es demasiado tarde pues, sepultada bajo un arrume de tierra negra, lo único que quedan son los recuerdos…

SIN LA A

RECUERDOS DE OTOÑO


“Te pienso y sufro, te has ido con el siglo
Y acariciarte como todas las noches no será posible,
Aunque la barrera la traspasa en mis sueños húmedos y de frenesí”
La flor de la muerte. El graso grueso


El timbre de su reloj sonó en punto como siempre, en el momento en el que el sol de otoño, visto desde el horizonte, golpeó sus ojos ciegos por el dolor.
Supuso que lo primero era conseguir dinero con qué subsistir por un tiempo, pero el mover sus ojos de nuevo en ese minuto eterno no le permitió omitir el rostro de quien se fue sin motivo, de quien no volvió desde ese 27 de febrero en el que él perdió un poco de si.

Reconociendo que sus visiones de Penélope se volvieron comunes, un terror lo poseyó en ese momento en el que recordó con dolor todo lo que dejó por irse persiguiendo nuevos horizontes. El dormitorio donde prometieron vivir juntos por siempre, fotos en el bosque testigo de su querer sin control, los muebles que diseñó en su refugio con el fin de ponerlos con el espejo –en el que desde lejos se ve el colchón puesto en el suelo- sus vestidos, sus sombreros son fuente de su tormento en el que su ser quedó sumido por el dolor de su decisión.

En medio de sollozos vio uno de los vidrios del dormitorio, roto por un golpe de furor, roto por un golpe de desilusión, y sintió deseos de ir por su destino, no importó que luego embestido por los reproches fuese herido, solo pensó en ver su rostro de nuevo y removerlo de sus recuerdos.


Eligió ponerse vestidos de invierno porque no pensó en un pronto regreso. Se fue corriendo entre el espeso bosque, cruzó un pequeño río y en el pico del Monte Oliver divisó el sitio donde reside Penélope: lúgubre, frío, triste entre gente que no comprende los sentimientos de un hombre loco por querer.
No resistió y se tiró sobre el húmedo suelo lleno de trozos de los pinos del bosque destruido por el fuerte viento. Lloró sintiendo que en lo profundo de su mente todo se derrumbó, pero meditó que fue lo mejor que pudo ocurrir con los dos. Sintiéndose impotente continuó corriendo temeroso de no poder conseguir ver su rostro de nuevo, de reconocer que Penélope no tiene deseos de verlo en ese preciso momento, ni por el resto del tiempo.

El portón, en medio de un tenue brillo del sol y obstruido por flores, se cerró impidiéndole ir donde Penélope, pero no quiso rendirse como lo hizo en el momento en el que se le fue. Empujó fuertemente el cerrojo del portón, éste cedió y él siguió corriendo con deseos de decirle todo lo que en su interior reprimió por mucho tiempo.

Llegó donde Penélope, lloró y quiso que todo su ser fuese suyo de nuevo. Pero no fue posible, su cuerpo inerte tendido en el suelo desde el 27 de febrero le hizo entender de nuevo que murió, que su medio ser se fue por siempre.




ANA ISABEL MEJÍA GUTIÉRREZ