About Me

Medellin, Colombia
Pensar, imaginar, expresar, plasmar, figurar, opinar…la simpleza hace parte de mi vida, con ella soy capaz de llenar vacíos insólitos, de alegrar momentos amargos, de apreciar lo que significan las letras, de volar en mundos extraños por medio de palabras escuetas…existen miles de rarezas que engrandecen mi existir, con ellas inspiro mi alma, inspiro mi ser…por ellas soy lo que soy, por ellas me apasiono por lo que hago, lo que siento, lo que vivo cada instante en que las letras, la fotografía, la música, las imágenes, los chocolates, los colores, pasan por mi lado para hacerme creer que hay en el mundo experiencias inigualables, prescindibles, especiales…

sábado, 27 de octubre de 2007

SIN LA A

RECUERDOS DE OTOÑO


“Te pienso y sufro, te has ido con el siglo
Y acariciarte como todas las noches no será posible,
Aunque la barrera la traspasa en mis sueños húmedos y de frenesí”
La flor de la muerte. El graso grueso


El timbre de su reloj sonó en punto como siempre, en el momento en el que el sol de otoño, visto desde el horizonte, golpeó sus ojos ciegos por el dolor.
Supuso que lo primero era conseguir dinero con qué subsistir por un tiempo, pero el mover sus ojos de nuevo en ese minuto eterno no le permitió omitir el rostro de quien se fue sin motivo, de quien no volvió desde ese 27 de febrero en el que él perdió un poco de si.

Reconociendo que sus visiones de Penélope se volvieron comunes, un terror lo poseyó en ese momento en el que recordó con dolor todo lo que dejó por irse persiguiendo nuevos horizontes. El dormitorio donde prometieron vivir juntos por siempre, fotos en el bosque testigo de su querer sin control, los muebles que diseñó en su refugio con el fin de ponerlos con el espejo –en el que desde lejos se ve el colchón puesto en el suelo- sus vestidos, sus sombreros son fuente de su tormento en el que su ser quedó sumido por el dolor de su decisión.

En medio de sollozos vio uno de los vidrios del dormitorio, roto por un golpe de furor, roto por un golpe de desilusión, y sintió deseos de ir por su destino, no importó que luego embestido por los reproches fuese herido, solo pensó en ver su rostro de nuevo y removerlo de sus recuerdos.


Eligió ponerse vestidos de invierno porque no pensó en un pronto regreso. Se fue corriendo entre el espeso bosque, cruzó un pequeño río y en el pico del Monte Oliver divisó el sitio donde reside Penélope: lúgubre, frío, triste entre gente que no comprende los sentimientos de un hombre loco por querer.
No resistió y se tiró sobre el húmedo suelo lleno de trozos de los pinos del bosque destruido por el fuerte viento. Lloró sintiendo que en lo profundo de su mente todo se derrumbó, pero meditó que fue lo mejor que pudo ocurrir con los dos. Sintiéndose impotente continuó corriendo temeroso de no poder conseguir ver su rostro de nuevo, de reconocer que Penélope no tiene deseos de verlo en ese preciso momento, ni por el resto del tiempo.

El portón, en medio de un tenue brillo del sol y obstruido por flores, se cerró impidiéndole ir donde Penélope, pero no quiso rendirse como lo hizo en el momento en el que se le fue. Empujó fuertemente el cerrojo del portón, éste cedió y él siguió corriendo con deseos de decirle todo lo que en su interior reprimió por mucho tiempo.

Llegó donde Penélope, lloró y quiso que todo su ser fuese suyo de nuevo. Pero no fue posible, su cuerpo inerte tendido en el suelo desde el 27 de febrero le hizo entender de nuevo que murió, que su medio ser se fue por siempre.




ANA ISABEL MEJÍA GUTIÉRREZ

1 comentario:

Anónimo dijo...

soy el graso grueso... gracias... desde Mexico un saludo.