About Me

Medellin, Colombia
Pensar, imaginar, expresar, plasmar, figurar, opinar…la simpleza hace parte de mi vida, con ella soy capaz de llenar vacíos insólitos, de alegrar momentos amargos, de apreciar lo que significan las letras, de volar en mundos extraños por medio de palabras escuetas…existen miles de rarezas que engrandecen mi existir, con ellas inspiro mi alma, inspiro mi ser…por ellas soy lo que soy, por ellas me apasiono por lo que hago, lo que siento, lo que vivo cada instante en que las letras, la fotografía, la música, las imágenes, los chocolates, los colores, pasan por mi lado para hacerme creer que hay en el mundo experiencias inigualables, prescindibles, especiales…

sábado, 9 de febrero de 2008

INFORMAR VS. RELATAR

Estuve leyendo hace pocos días un libro que me llamó mucho la atención. No revelaré el nombre por cuestiones privadas, pero puedo asegurarles que la excelencia en él suscita una incógnita de cómo estamos escribiendo los periodistas o, mejor dicho, quienes vamos en ese camino.

Siempre se ha dicho que la objetividad es un principio fundamental para el desempeño periodístico, pues no pone en tela de juicio, ni muchos menos dan conclusiones sobre los hechos insólitos que aturden el mundo.

Igualmente es cierto que muchos lectores no esperan leer un mensaje directo de lo que siente o percibe un periodista, ello puede ser relevante o indiferente para su vida, y por eso se sobresaltan apenas ven que el texto puede ser descriptivo, detallado e insólito.

Sin embargo, al yo ser una lectora despierta a lo que las letras consignaban en el libro, me di cuenta que, ciertamente, hemos cometido un error al enclaustrarnos, por decirlo de algún modo, en un estilo que poco o nada tiene que ver con la percepción que tiene un periodista sobre su entorno.

Creo que pocas veces se ha dejado un camino abierto en un medio de comunicación escrito para contar un hecho noticioso de una forma diferente, donde el lector sienta lo sucedido, donde mire a su alrededor para darse cuenta qué fue lo que realmente sucedió, donde sea conciente de que su vida está rodeada de otras cuantas que caminan desmesuradamente sin mirar fijamente a un destino concreto.

Puede decirse que la vida del periodista esta siendo encasillada como un animal al que está programado para realizar cualquier cosa, no importa lo que sea, siempre tendrá que ser igual, siguiendo unos parámetros establecidos para “no confundir al mundo”.

Respeto enormemente los diferentes estilos periodísticos que han sido revelados a lo largo de la historia, pero pienso muy en el fondo que hemos anclado en un lugar desolado, carente de sentido profundo, de imaginación, de color.

Sería fantástico que cada quien pudiera tomar sus propias conclusiones, como se dice para las noticias, pero desde una lectura profunda y descriptiva, que de entrada libre a la primera persona y donde denote la voz del periodista como observador principal de la investigación exhaustiva.

A partir de hoy quisiera vislumbrar un camino seguro donde pudiera lograr lo que hasta ahora he dicho, pero soy realista. En ciertas ocasiones es necesario seguir el estilo noticioso, no obstante, espero que en mi desempeño como profesional tenga la oportunidad de generar un cambio con mi pensamiento, con las palabras que escribo, con las historias y opiniones que tengo y que quiero contarle al mundo.

La idea sería hacer lo que muy pocos hacen, mirar donde parece que no pasa nada para mostrarlo en una historia, no informar a mucha gente lo que pasa con pocos de ellos, porque ahí se incurre en el error de clasificar a la sociedad, de darle importancia a unos cuantos mientras que los otros tienen cosas que contar y son ignorados porque no están dentro de un modelo de información establecido.

Es ahí donde el periodista pierde su rumbo. Deja que todo marche como un reloj y espera órdenes sin hacer algo para generar un cambio en el mundo, renuncia a su labor social, deja a un lado su integridad, sus sentimientos, sus convicciones para volverse como una piedra imposible de romper.

Me gusta pensar que más adelante el futuro periodístico será diferente, me gusta pensar que la razón de esta maravillosa labor no sólo sea informar, sino generar un cambio de conciencia, dar lecciones de vida, forjar lectores interesados en percibir nuevas experiencias, y lo más importante, concebir el entorno en que vivimos como un mundo lleno de fantasías que están por contarse.

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